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El anestesiólogo al que el sacerdocio le ganó la batalla en su Villavicencio del alma

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10 años de estudio de pre y posgrado, cinco años de ejercicio de la anestesiología, dos años y medio de noviazgo con el proyecto de casarse… y el Dr. William Prieto Daza, de “Villao”, decidió a sus 30 años cambiar el quirófano por el seminario para convertirse en sacerdote, configurando su corazón con el de Cristo: célibe y disponible para muchas almas. Esto, hace 11 años.

-Padre William, ¿qué lo llevó a dar ese giro de 180º en su vida?

-¡Experimentaba la inquietud a la vida sacerdotal! Mi primer amor con el Señor fue a los 16 años, cuando recién llegaba a vivir a Bogotá para estudiar medicina en la Javeriana. Me recibieron unos tíos que iban mucho al Minuto de Dios y empecé a ir allí, pero poco a poco la medicina me fue absorbiendo y me enfrié totalmente. Después, cuando estudiaba anestesiología en la Nacional, tuve un accidente, me chucé con una aguja usada en un paciente renal crónico y me diagnosticaron Hepatitis C. Fue durísimo, pensé que me iba a morir. Estuve dos años en quimioterapia, madrugaba a las 4:00 a.m. a turno en el hospital para luego ir a un curso de biblia y terminé la residencia enamorado del Señor. ¡Me parecía una locura!

¿Una locura? Sí, estar concluyendo tres años de arduo estudio en una especialidad médica, como preámbulo a una exitosa carrera profesional, y preguntarse si, quizás, la propia felicidad se hallaba en otro camino.

Por eso la decisión inicial del entonces Dr. Prieto fue regresar a Villavicencio a ejercer la anestesiología y, paralelamente, seguir cultivando su vida espiritual y de servicio como líder de un equipo de profesionales en la parroquia a la que asistía. Finalmente, después de cinco años como anestesiólogo, ingresó al seminario de Siervos del Espíritu Santo en La Ceja (Antioquia) y luego se trasladó al Seminario Mayor Nuestra Señora del Carmen, en la capital del Meta, para concluir sus estudios de teología. Fue ordenado sacerdote el 21 de marzo de 2013, a sus 37 años.

-¿Y valió la pena ese cambio en su vida?

-Sí. Los tres primeros años fueron duros, porque estaba acostumbrado a la independencia y a la seguridad económica, y pensar que mi proyecto de vida ya no lo controlaba yo, ¡fue un salto de fe! También fue dura la ruptura con la persona con quien me iba a casar, pero poco a poco me fui sintiendo más tranquilo y contento.

Experiencias como médico

El deseo por estudiar medicina lo tuvo desde pequeño, y se atizaba más cuando veía a su mamá enferma. De ahí empezó a desarrollar su sensibilidad por el servicio a las demás personas y cuando fue madurando, observaba que en su región no había tantos médicos como se esperaba.

“Mi inquietud por la anestesiología surgió durante la carrera de medicina, pues me gustaba mucho la fisiología y esta tiene mucho que ver con el quehacer del anestesiólogo”, narra el hoy sacerdote.

Recuerda especialmente dos momentos que lo marcaron en su ejercicio como especialista, viviendo nuevamente en “Villao”: “por allá en el 2001 explotó una bomba que habían puesto las Farc y estaba de turno en la Clínica Martha, adonde llegaron muchos heridos y tuvimos que llamar a más compañeros. Fue un momento difícil. También lo fue el día en que se desplomó el techo en el área de recuperación del Hospital Departamental de Villavicencio y tuve que rescatar ahí mismo a los pacientes”.

Asimismo lo marcaron aquellos momentos de estrés que vive todo anestesiólogo: el manejo de la vía aérea, casos de trauma, paro cardiorrespiratorio, entre otros. Instantes en que debía reaccionar y actuar de inmediato para salvarle la vida al paciente. En efecto, no descarta la posibilidad de volver a ejercer la anestesiología, lo cual está poniendo en oración para tomar la mejor decisión.

Medicina de cuerpo y alma

Ahora, 11 años después de haber salido de los quirófanos, el padre William posee una visión más integral de la persona humana, pues ya siendo sacerdote lo enviaron a Roma a estudiar psicología y regresó a Colombia hace apenas unos meses.

-¿Cómo se conjuga la visión de un médico anestesiólogo, un sacerdote y un psicólogo?

-Ciertamente en el campo de la medicina y de una rama como la anestesiología sí se corre el riesgo de dividir al hombre, olvidando que tiene una vida y una familia, al punto de verlo solo como un cliente. Los médicos tenemos que humanizarnos, ver que la persona tiene sus miedos y llega a la sala de cirugía con incertidumbres. Por eso, cuando ejercía la medicina oraba con los pacientes. Y la psicología ha sido un complemento para comprender mejor el misterio insondable del hombre, como universo y ser único.

Esta mirada personalista del ser humano le permite, además, tener claridad sobre cómo el ejercicio médico respeta la vida cuando promueve prácticas como los cuidados paliativos, a diferencia de la eutanasia o el encarnizamiento terapéutico: “debemos encontrar un punto en común que es, precisamente, la dignidad de la persona humana, independientemente de que se crea o no en un ser superior”, afirma.

El padre William, además de ser el vicario (mano derecha del párroco) de la parroquia María Madre de la Iglesia de la capital del Meta, atiende en el sacramento de la confesión o reconciliación y brinda asesoría psicológica a quienes se la solicitan, escucha a familias, matrimonios y jóvenes.

Incluso tuvo bastante trabajo previo a la visita del Papa Francisco a Colombia, en septiembre pasado, participando en las jornadas de “confesatón” en centros comerciales y preparándose para recibir la avanzada del Sumo Pontífice, entre obispos y periodistas provenientes del Vaticano. “La venida del Papa fue una oportunidad para que todos los colombianos nos reconciliemos en un momento en que estamos polarizados. La paz se construye desde cada corazón y persona, reconciliándonos con nosotros mismos y con la creación”, concluye.

Fuente: El Diario del Llano – HOLA Casanare

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Procuraduría le pone la lupa a la elección del Personero Municipal de Puerto López

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La Procuraduría General de la Nación formuló cargos a los miembros de la Mesa Directiva del Concejo Municipal de Puerto López (Meta), Carlos Ernesto Mogollón Martínez, José Titto Loaiza Viña y Carlos Orlando Heredia Leal, por presuntas irregularidades en la contratación del concurso de méritos para elegir al personero municipal 2024-2028.

El ente de control busca establecer si los funcionarios eligieron a la Corporación Fondo de Apoyo y Gestión de Negocios (Corfaneg), una empresa que, al parecer, no contaba con experiencia ni objeto social para adelantar procesos de selección de personal, como exige el Decreto 1083 de 2015 que dispone la obligación de contratar entidades especializadas.

La Procuraduría calificó, provisionalmente, la conducta de los funcionarios como grave a título de dolo, al tiempo que resaltó la obligación de los cabildantes de proteger el interés colectivo y cumplir con la normativa vigente.

La Entidad puntualizó que los investigados podrán ejercer su derecho a la defensa conforme al régimen disciplinario colombiano.

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A la cárcel por feminicidio de madre e hija en Puerto Gaitán por una deuda

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Por solicitud de la Fiscalía General de la Nación, un juez de control de garantías envió a la cárcel a Junior Alexander Niño Pérez por su presunta responsabilidad en el asesinato de dos mujeres, en hechos ocurridos el pasado 5 y 6 de abril, en área rural de Puerto Gaitán (Meta). Un fiscal seccional le imputó el delito de feminicidio agravado, el cargo no fue aceptado por el procesado.

El hombre, de 23 años, aprovechando la relación de confianza generada con Leidy Johana Giraldo y su hija Anny Yiseth Lozano Giraldo, que vivían en una casa de su propiedad desde hacía un año, al parecer, las asfixió causándoles la muerte, por una deuda.

La madre habría sido asesinada al interior de la finca donde residían, en la vereda Alto Manacías, el 5 de abril, mientras que su hija de 17 años la mañana del 6 de abril, al parecer, fue atacada cuando se encontraba en un afluente del caño El Ingeniero.

Luego de la muerte de las dos mujeres, los cuerpos habrían sido ocultados por el procesado, en zona despoblada y alejada del casco urbano del municipio.

Los cuerpos fueron encontrados seis días después, el 12 de abril, por las autoridades del sector. Niño Pérez fue capturado por uniformados de la Policía en vía pública del centro de Melgar (Tolima).

Lea también: Conmoción en Puerto Gaitán por feminicidio de madre e hija, capturan un sospechoso

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Con demanda reclaman más de 45.000 hectáreas de los pueblos Sáliva y Piapoco, en Meta y Vichada

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Con el propósito de restablecer los derechos étnico-territoriales de las personas que integran el Resguardo Indígena Corozal Tapaojo, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) presentó una demanda ante el Juzgado Segundo Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Villavicencio.

Dicho resguardo está conformado por 354 familias (1.336 personas) pertenecientes a los pueblos originarios Sáliva y Piapoco, y que habitan un territorio ancestral de 45.430 hectáreas más 4.731 m², ubicado entre los municipios de Puerto Gaitán (Meta) y Santa Rosalía (Vichada). Son víctimas del conflicto armado al haber sufrido confinamiento, desplazamiento y abandono forzado, entre otras afectaciones.

Entre las principales pretensiones de la demanda se destacan: el reconocimiento de los pueblos Sáliva y Piapoco como víctimas; la garantía del goce efectivo de sus derechos territoriales colectivos; la ampliación del Resguardo Indígena Corozal Tapaojo y la implementación del Plan Integral de Reparación Colectiva.

Además, la demanda contempla la protección de los derechos culturales, ambientales y de salud, así como la implementación del Sistema de Educación Indígena Propio (SEIP).

“Con esta actuación, reafirmamos nuestro compromiso con los pueblos indígenas del Meta y Vichada. La restitución de sus territorios no solo es una medida de justicia, sino una apuesta por la preservación cultural y la paz en los Llanos Orientales”, destacó Robert Gabriel Barreto, director territorial de la Unidad de Restitución de Tierras en Meta.

Así, la URT le cumple con dignidad a las comunidades ancestrales, a la vez que avanza en su compromiso con la protección y la reparación de las víctimas y la construcción de una paz duradera en el país.

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