CASANARE
Llano adentro: Casanare, un paraíso inexplorado de atardeceres de colores y melodías de arpas y bandolas
A 40 minutos en avión desde Bogotá se encuentra Yopal, la capital del departamento de Casanare. Lo primero que sorprende es ver a sus habitantes caminando por las calles con sus sombreros y trajes típicos. Además, de entrada la ciudad ofrece una variedad de restaurantes para todos los gustos y visitas guiadas a museos y casas culturales. Cuenta con más de 200 hoteles y agencias de ecoturismo que se encargan de plantear una aventura desde el piedemonte hasta llano adentro, para aquellos visitantes que quieren desconectarse del ajetreo de las metrópolis y contemplar la naturaleza.
Una travesía que empieza en las carreteras que bordean los ríos Charte, Unete y Cusiana. Un viaje que permite admirar las haciendas ganaderas, enmarcadas entre cultivos de plátano, yuca y piña. El primer municipio es Maní, denominado la tierra de la bandola. Allí, en el puente Canoero, se observa a los llaneros con sus sombreros y cuchillo al cinto, la mayoría sin camisa y montados en sus caballos cruzando ganado de un lado al otro lado en los ríos. Al tiempo muchos niños y jóvenes con sus bandolas y cuatros, en un permanente concierto que solo declina cuando el horizonte se pone rojo y se vuelve el sol de los venados.
Cuando llega la noche y el recorrido es largo, es oportunidad de conocer Aguazul, un destino donde se advierte la imponencia de las arroceras, razón por la cual abunda la gastronomía basada en este cereal. Aguazul vivió la bonanza petrolera, pero no se quedó en nostalgias, ahora le apuesta a las caminatas ecológicas, la espeleología, el parapente o el bicicrós. La mayoría de estas actividades se realiza en el mirador Alto de la Cruz, un sendero arborizado al que acuden muchos ciclistas en sus entrenamientos. Desde las cinco de la mañana el paisaje es un regalo y la mirada perdida en el horizonte ya es suficiente.
En medio de un verdadero espectáculo de colores y biodiversidad está la Manga de Coleo. Un sitio donde además del evento central, se dan cita en la pista muchos espectadores para disfrutar el show de los cantantes que entonan joropos o pasajes al lomo del caballo, mientras el arpa resalta y las parejas, ataviadas con sus vestidos de fiesta, zapatean con orgullo. Pero además de espacio de diversión, también es epicentro de negocios. Todos los fines de semana, los comerciantes llevan sus animales para la venta. También es un atractivo ver las subastas, el martillador, o el desfile de las vacas por la tarima.
En los Llanos Orientales, la tradición del empalme entre el hombre y la naturaleza tiene sobrados matices y en ocasiones es una alianza imponente. Por ejemplo, en el EcoHotel La Fortuna, situado en Quebrada Seca por la llamada vía a La Vorágine, suele aparecer Manuel Camargo, un vaquero vestido con camisa azul, poncho en el hombro y sombrero de fieltro que canta a las reses. Él dice que lo hace para que no se asusten, porque hay fantasmas, o para que cuando estén siendo ordeñadas no escondan la leche. Son cantos heredados de sus abuelos y son patrimonio inmaterial de la humanidad.
En ese mismo contexto está La Fortuna, una finca de recreo para disfrutar con la familia y los amigos. Con cabañas amplías, un quiosco rodeado de árboles de mango y el rumor del río Cravo Sur que la bordea. A la luz de la luna, cualquier día aparece el consagrado arTista llanero, “El Cholo” Valderrama, quien vestido de camisa blanca, sombrero y whisky en mano, canta como pocos al Llano de sus ancestros, e invita a propios y extraños a recorrer las tierras de los paisajes de tonos azules, rojos y anaranjados. Su velada siempre concluye con las parejas bailando o contrapunteando.
Es la antesala de la ruta de La Vorágine, así denominada en memoria del escritor José Eustasio Rivera y su novela cumbre desarrollada en los llanos y selvas de Colombia. Camino al puente El Cacho, a las afueras de Yopal, los caminos vuelven a ser largos, pero el paisaje de palmeras y morichales, con centenares de garzas, blancas y rojas volando a sus anchas sobre un cielo azul despejado, representa un espectáculo digno de muchos documentales. De repente, si los viajeros tienen suerte, aparecen los venados, aunque prefieren mantenerse en sus espacios reservados y algo lejos de la gente.
Cuando se arriba al puente El Cacho, la travesía cambia los caballos por las lanchas rápidas, para acceder a Orocué, un apacible municipio que, como el significado de su nombre lo resume, simboliza una tierra de descanso. En ese momento, cada pasajero lleva su bastimento, su provisión de comida con carne y patacón, y empieza otro recorrido único. Primero navegando el río Cravo Sur, contemplando el espejo de agua que se refleja en el firmamento, hasta acceder, después de una hora y media, a las aguas del río Meta. Eso sin hablar del malecón en Orocué, enmarcado en un sendero de inmensos árboles.
En el camino no puede faltar la visita al parque Wisirare. Es un lugar extenso con verde de sobra y dos enormes lagunas que sirven de refugio a muchas aves acuáticas. En los días de verano, los visitantes pueden liberar tortugas Charapa y hasta apreciar al caimán llanero que hoy se cría en cautiverio porque está amenazado de extinción. El viaje termina en la casa donde pasó José Eustasio Rivera. En la habitación principal está su retrato y un ejemplar de La Vorágine. Hay que volver leyendo su obra, pues hacerlo es un aliciente para entender el magnetismo e inmensidad del llano. Sin duda un destino mágico para quienes quieran conocer el tesoro de la naturaleza.
Fuente: www.elespectador.com – María Alejandra Moreno Tinjacá* – *Invitación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
CASANARE
Gobierno Nacional busca recursos para dotación de la torre de alta complejidad del HORO
CASANARE
Habitantes de El Milagro – Yopitos ya transitan por su nueva vía pavimentada
Planeación Nacional y ENTerritorio S.A, junto a la Gobernación de Casanare, entregaron dos proyectos importantes dentro del ‘Pacto Territorial Casanare’, una estrategia del Gobierno Nacional para impulsar el desarrollo en los territorios. Las obras, en Aguazul y Yopal, mejoran la movilidad rural y la protección de comunidades frente a inundaciones.
En Yopal se entregó el proyecto de mejoramiento y pavimentación de la vía El Milagro – Yopitos, una conexión rural de seis kilómetros que facilita el transporte de productos agrícolas y mejora la movilidad entre veredas. La obra tuvo una inversión de $13.817 millones e incluyó la construcción de pavimento flexible, capas de mejoramiento y 14 alcantarillas que favorecen el drenaje y la seguridad vial de más de 12.000 habitantes.
Mientras tanto, en Aguazul, se entregó la obra de revestimiento del canal de aguas lluvias de los caños Aguazulero y Cimarrón; una solución para los sectores residenciales que por años padecieron las inundaciones. La intervención, con una inversión de $23.306 millones, contempló trabajos de canalización, instalación de barandas metálicas, tuberías pluviales, alumbrado y obras complementarias que benefician a más de 41.700 personas.
Según explicó Alfonso Cárdenas, director del Departamento Administrativo de Planeación, estas iniciativas forman parte de un trabajo articulado que busca responder a las necesidades reales de los casanareños mediante proyectos con impacto directo en sus comunidades.
En total, el ‘Pacto Territorial Casanare’ contempla tres proyectos con una inversión de $44.590 millones, de los cuales ya se registra una ejecución del 84,3%.
CASANARE
Zorro entregará hoy en Chámeza los puentes sobre las quebradas Caracoleña y Tegüitana
Gracias al trabajo articulado entre la Alcaldía de Chámeza y la Gobernación de Casanare y a la ejecución del Instituto Financiero de Casanare (IFC), culminaron con éxito los puentes vehiculares Caracoleña y Tegüitana en este municipio en el municipio de Chámeza.
Dichas obras, que conectan entre otras veredas, Tegüita Baja, Tegüita Alta, Barriales, y La Palma, con la cabecera municipal de Chámeza ya cuentan con su respectiva prueba de carga y están listas para entregarse a la comunidad chamezana, este viernes 31 de octubre.
Los dos puentes vehiculares en concreto reforzado sobre las quebradas La Caracoleña y Tegüitana, mejorarán la conectividad rural y garantizarán el tránsito seguro de los habitantes de la zona y la comercialización de productos agrícolas.
Las nuevas estructuras se encuentran ubicadas en vías terciarias y cuentan con un carril sencillo de 4,0 metros de ancho, además de un andén peatonal de 0,90 metros y dos barandas de concreto reforzado, que aportarán seguridad a peatones y conductores.
Cada puente tiene una luz aproximada de 26,60 metros, entre caras de estribos, diseñada para resistir las condiciones hidráulicas de las quebradas y las cargas vehiculares propias del tránsito rural.
“Con estas obras, la administración departamental busca fortalecer la infraestructura vial del municipio de Chámeza, facilitar el acceso a las veredas, optimizar la movilidad de productos agrícolas y mejorar la calidad de vida de las comunidades que dependen de estas rutas”, dijo el gerente del Instituto Financiero de Casanare, Óscar Javier Araque Garzón.
Las obras fueron financiadas con recursos del Sistema General de Regalías.


