NACIONALES
La JEP no aceptó al exjefe jurídico de la Gobernación de Casanare en gobierno de Raúl Flórez
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) rechazó la solicitud de sometimiento presentada por Henry Villarraga Oliveros, exmagistrado del Consejo Superior de la Judicatura, al considerar que no cumplió con el requisito de aportar verdad plena, presentó argumentos exculpatorios y negó la existencia de patrones macrocriminales ampliamente demostrados en su contra.
Según la decisión de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, Villarraga omitió información clave que habría permitido esclarecer su presunto papel en el encubrimiento de graves crímenes del conflicto armado, particularmente en el caso del coronel (r) Robinson González del Río, investigado por ejecuciones extrajudiciales conocidas como “falsos positivos”.
La JEP recordó que contra Villarraga cursan varios procesos penales y disciplinarios por, presuntamente, ofrecer asesoría ilegal al oficial retirado y comprometerse a influir para que uno de sus procesos fuera trasladado a la Justicia Penal Militar, buscando garantizar impunidad frente a crímenes de guerra y de lesa humanidad.
El tribunal especial concluyó que el exmagistrado incumplió las condiciones básicas exigidas para acceder a los beneficios del sistema transicional, pues su aporte se limitó a justificar sus actuaciones con argumentos jurídicos y a cuestionar el trabajo de la Fiscalía General de la Nación, alegando una supuesta “guerra jurídica” contra miembros de la fuerza pública.
Para la Sala, requerir nuevamente al solicitante para que hiciera un aporte de verdad sustancial representaría un desgaste injustificado del aparato judicial, más aún cuando Villarraga ha tenido múltiples oportunidades para hacerlo en los procesos que se adelantan en su contra.
El expediente fue remitido a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, donde cursa un proceso disciplinario en etapa de acusación y otro penal cuya apertura quedó sin efectos. La JEP, además, rechazó cualquier discurso estigmatizante o desobligante frente a las víctimas, la sociedad y las instituciones del Estado.
NACIONALES
La historia y tradición de las anchetas navideñas: un símbolo de amistad y gratitud
La Navidad en Colombia y gran parte de Latinoamérica no se entiende sin las tradicionales anchetas navideñas. Más que un simple regalo, estas canastas repletas de alimentos y licores representan un gesto de amistad, agradecimiento y prosperidad que se ha transmitido a lo largo de los siglos, combinando tradiciones antiguas con costumbres modernas profundamente arraigadas en la cultura popular.
Orígenes antiguos: de la abundancia al agradecimiento
Los antecedentes de las anchetas se remontan al Imperio Romano, durante las festividades de los Saturnales, cuando los patrones entregaban a sus empleados cestas llamadas sportula, llenas de alimentos como símbolo de gratitud y abundancia. A esta tradición se suma la influencia de la cornucopia o cuerno de la abundancia de la mitología griega, representación de fertilidad y cosechas, frecuentemente asociada con canastas rebosantes de productos.
Siglos después, en la Europa del siglo XIX, especialmente en Gran Bretaña, se consolidó la costumbre de obsequiar Christmas hampers o cestas navideñas a sirvientes y clientes durante el Boxing Day, fortaleciendo la idea del regalo como reconocimiento y vínculo social.
La llegada a Hispanoamérica y su arraigo en Colombia
La tradición cruzó el Atlántico con la herencia colonial española, donde ya era habitual regalar cestas o “lotes” de Navidad. En Colombia, el término “ancheta” hacía referencia inicialmente a pacas o conjuntos de mercancía. Durante la Colonia, comerciantes comenzaron a ofrecer canastas con productos sobrantes a precios accesibles al finalizar el año, lo que popularizó esta práctica entre distintos sectores sociales.
Con el tiempo, las anchetas adquirieron también un simbolismo cristiano, ligado a la solidaridad y al deseo de compartir la prosperidad navideña con familiares, amigos y personas menos favorecidas, reforzando su valor como acto de generosidad.
De tradición familiar a gesto empresarial
Durante los siglos XIX y XX, las anchetas evolucionaron hasta convertirse en un gesto corporativo muy extendido. Empresas y comercios las adoptaron como parte del aguinaldo de fin de año para empleados y clientes, transformándolas en un símbolo de reconocimiento por el trabajo y la lealtad.
Hoy, las anchetas se han diversificado: existen opciones gourmet, familiares, temáticas, artesanales o con productos locales, adaptadas a todos los gustos y presupuestos. Sin embargo, su esencia permanece intacta.
Un símbolo vivo de amistad y unidad
Más allá de su contenido, la ancheta navideña sigue siendo un símbolo de amistad, cariño y unión. Representa el deseo de compartir, de agradecer y de fortalecer lazos personales y profesionales en una época marcada por la reflexión y la cercanía.
En cada canasta entregada hay una historia que conecta el pasado con el presente, recordándonos que la Navidad no solo se celebra con regalos, sino con gestos que construyen comunidad y mantienen vivas las tradiciones.
Fuente: Artículo generado con IA
NACIONALES
Personeros del país se comprometieron a cuidar la transparencia de las elecciones
El Procurador General de la Nación, Gregorio Eljach Pacheco, sumó el respaldo y compromiso de los personeros del país a la estrategia Paz Electoral, y señaló que como integrantes del Ministerio Público serán parte del ejército que cuidará la transparencia de las elecciones para Congreso y Presidencia de la República.
Los personeros de todos los municipios de Colombia, organizados en la Federación Nacional de Personeros, Fenalper, y de la Organización de Personeros de Ciudades Capitales, se unieron este lunes a la cruzada liderada por Eljach Pacheco y ofrecieron sus capacidades para para blindar el proceso electoral de 2026 en todo el territorio nacional.
“En muchas partes del país el Estado son los personeros, no hay nadie más quien los represente, ellos tienen la mayor importancia y significado. Sabemos que con su ayuda vamos a lograr que la Paz Electoral sea una realidad”, explicó.
En el mismo sentido, resaltó la necesidad de “garantizar unas elecciones que dejen contenta a Colombia, que sean libres, transparentes, seguras, oportunas, conscientes y que se respeten los resultados de las urnas, que es de donde emerge la legitimidad de las instituciones”, sostuvo.
El Procurador reiteró su instrucción de que en cada puesto de votación, tanto en las elecciones legislativas como de Presidencia de la República, haya un agente del Ministerio Público. “Donde haya un colombiano, donde haya una sola cédula hay que estar, debe haber seguridad y para eso venimos trabajando”, señaló.
Por su parte, Luis Gabriel Degiovanni, actual presidente de Fenalper agradeció el espacio, la socialización hecha por el jefe del Ministerio Público y ratificó el compromiso “a seguir trabajando articuladamente para que este proceso electoral se desarrolle en paz”.
NACIONALES
¿Cuánto subiría el salario mínimo para 2026?, estos son algunos análisis
Las negociaciones para definir el salario mínimo de 2026 iniciarán el próximo 1º de diciembre y ya se empezaron a conocer las propuestas de cada parte, pintando un panorama bastante complejo. Lo cierto es que la inflación, que siempre se tiene en cuenta para definir el aumento, viene en aumento. El escenario genera expectativas entre los trabajadores y también inquietudes en los sectores productivos.
Con una inflación que se proyecta cerrar en torno al 5 % y con un historial reciente de no llegar a consensos en las negociaciones entre empresarios y sindicato, todas las miradas apuntan a que el aumento del salario mínimo podría volver a definirse por decreto presidencial. En los últimos años, estas decisiones han estado marcadas por incrementos superiores a la inflación, lo que abre la puerta a un ajuste aún más significativo para 2026, al ser el último año de este gobierno.
De acuerdo con el análisis de Jaime Edison Rojas, líder del Centro de Investigación para el Análisis de Datos Económicos y Sectoriales del Politécnico Grancolombiano, el contexto político es determinante: “Este es el último año de gobierno, y en Colombia es común que las administraciones salientes decreten aumentos más favorables para los trabajadores. Buscan dejar una percepción positiva entre los sindicatos y la ciudadanía”.
¿Es probable que el salario mínimo aumente cerca del 11 %?
La propuesta del Gobierno Nacional sugiere que el salario mínimo para 2026 podría subir hasta $1.580.085, lo que representaría un incremento cercano al 11 %, un ajuste que, según Jaime Edison Rojas, hoy parece probable. Sin embargo, desde la visión técnica de organizaciones como Fedesarrollo, se recomienda que el incremento no supere el 7 %, tomando como base sus estimaciones de inflación y productividad, y afirmando que un aumento del 11% excedería el margen técnico recomendado y podría generar presiones adicionales en los costos laborales y en la formalización.
¿Qué efectos tendría este aumento en los bolsillos de las familias?
Un incremento real del salario mínimo tendría efectos inmediatos en la capacidad adquisitiva de los hogares, especialmente entre quienes dependen directamente de este ingreso. Los trabajadores que devenguen el salario mínimo serían los primeros en sentir un alivio financiero, al igual que las personas con ingresos indexados a dicho valor, como ocurre con una parte importante de los pensionados. Para los hogares con menor capacidad de consumo, el aumento podría significar un mayor margen para cubrir necesidades básicas y enfrentar el incremento del costo de vida.
Desde la visión del Gobierno, estos ajustes contribuyen a reducir brechas de desigualdad y a fortalecer el ingreso real de los sectores más vulnerables. Como lo señala Jaime Rojas “el efecto será positivo para la mayoría de las familias, ya que incrementa su poder adquisitivo y mejora su nivel de consumo”, lo que podría dinamizar la economía en algunos sectores.
Por otro lado, este beneficio viene acompañado de debates sobre su sostenibilidad y los posibles efectos que podría tener en la demanda interna. Aunque para muchos hogares representaría un alivio inmediato, algunos expertos advierten que incrementos elevados del salario mínimo también pueden generar tensiones macroeconómicas que deben ser evaluadas con cuidado.
Este es uno de los puntos que más preocupa al Banco de la República y a los empresarios. Un incremento real elevado del salario mínimo puede traducirse en mayores costos de producción, especialmente en sectores que dependen intensivamente de mano de obra. Este aumento en los costos suele generar respuestas en precios finales, lo que podría trasladar parte del impacto a los consumidores.
Otro riesgo es que la inflación deje de ceder al ritmo esperado. Aunque no existe una relación automática entre el aumento salarial y la inflación, el análisis del profe Jaime Rojas explica que “puede que la inflación no se reduzca con la rapidez prevista para 2026 y que estos ajustes salariales sean un factor que frene su desaceleración”. El desafío, según el experto, es equilibrar los beneficios para los hogares con los riesgos macroeconómicos que implican incrementos
¿Qué impacto tendría sobre los trabajadores informales?
Para los trabajadores informales, en algunos casos puede ser contraproducente. Según datos recientes del DANE, la tasa de informalidad en Colombia alcanzó aproximadamente el 56,8 % para el periodo de diciembre 2024 – febrero 2025. Un estudio del Banco de la República señala que cuando la relación entre el salario mínimo se acerca mucho a los salarios altos, aumenta la probabilidad de que un trabajador se ubique en la informalidad. Este efecto es aún más fuerte para los trabajadores con menor educación, los jóvenes y las mujeres.
Además, un salario mínimo alto podría generar costos de contratación más elevados para las empresas, especialmente las micro y pequeñas, lo que podría llevarlas a evitar formalizar sus empleados o, peor aún, a contratar más trabajadores informales para mantener su estructura de costos. Esto podría profundizar la desigualdad laboral entre quienes ya están en la formalidad y quienes no, y aumentar los niveles de precariedad para los informales.
Por: Centro de Investigaciones del Politécnico GRancolombiano
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