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REGIÓN

Indígenas recuperan más de 16 mil hectáreas de territorio ancestral en Meta y Vichada

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Los pueblos Sikuani y Piapoco recuperaron su territorio ancestral Florida Kawananae, ubicado entre el municipio de Puerto Gaitán, Meta y Cumaribo, Vichada.

Esto obedece al fallo proferido por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Especializada en Restitución de Tierras, en la que restablece los derechos territoriales de esta comunidad seminómada sobre un total de 16.035 hectáreas y 250 metros cuadrados.

La decisión responde al trabajo liderado por la Unidad de Restitución de Tierras al demostrar que la comunidad a lo largo de cuatro décadas ha sufrido todo tipo de violaciones a sus derechos fundamentales, perdiendo además de su territorio, su cultura, cosmogonía y tradiciones. Los Sikuani y Piapoco, antes de este fallo, parecían un pueblo condenado al exterminio.

La sentencia reconoce la calidad de víctima a la Parcialidad Indígena Sikuani y Piapoco de Florida Kawinanae, por los hechos, situaciones, violaciones y afrentas sufridas como son: el desplazamiento, confinamiento (como una forma de abandono y/o despojo forzado de tierras) en el marco del conflicto interno armado.

Según la investigación adelantada por la Unidad de Restitución de Tierras el extinto INCORA, en 1968, reservó la región conocida como Planas, en los departamentos del Meta y Vichada como zona exclusiva para la ocupación de las comunidades indígenas y con esta declaración se constituyeron los resguardos Awaliba, Domoplanas e Iwiwi. Un proceso que fue favorable para las comunidades en mención, pero que excluyó a las comunidades Sikuani y Piapoco de Florida Kawinanae, como resultado de esta decisión parte del territorio fue formalizado a comunidades no indígena entre los años de 1984 y 2011.

El paso de los años, el interés por la tierra y el control territorial promovió la desaparición forzada de líderes representativos para las comunidades indígenas de la zona, el desplazamiento forzado y el origen del fenómeno de confinamiento de la comunidad Sikuani y Piapoco.

Posteriormente, para 1970, el Estado promovió la explotación de hidrocarburos que afectaron el ingreso de las comunidades a las fuentes de agua y de manera simultánea comenzó la expansión de cultivos de uso ilícitos en la zona, aspectos que generaron la colonización de la zona por actores armados ilegales, para ese entonces el Bloque Oriental de las Farc- EP, Frente 16.

La enorme riqueza natural de las tierras de los Sikuani y Piapoco hizo que los intereses legales e ilegales buscarán tener control de este territorio en el cual proliferaron los laboratorios para el procesamiento de coca, se construyeran pistas de aterrizaje clandestina para uso de las economías ilegales. Además, varios sectores del territorio fueron destinados como fosas comunes.

Los hechos victimizantes se recrudecieron para 1980 con el auge del narcotráfico y la compra de tierras por parte de esmeralderos. Situación que se tornó más difícil para los habitantes de la zona con la llegada de las autodefensas.

La forma en que la comunidad Sikuani y Piapoco fue desplazada de su territorio hizo que este fuera ocupado por comunidad no étnica y la forma como se procedió para adquirir el territorio llevó al Tribunal Superior de Bogotá a no reconocer la buena fe exenta de culpa en cuatro casos. Además, determinó la nulidad absoluta de las resoluciones de adjudicación en otros cuatro casos y declaró la inexistencia de acuerdos escritos que transferían los derechos reales de la tierra en cinco casos. Por último, ordenó el cierre inmediato de folios de matrícula en otros seis casos.

Entre las órdenes también se establece la apertura de un nuevo folio de matrícula inmobiliaria a favor del Resguardo de la Parcialidad Indígena Sikuani y Piapoco de Florida Kawinanae. Por su parte, la Agencia Nacional de Tierras y el Ministerio del Interior a través de su Dirección de Asuntos Indígenas deberán de manera inmediata constituir el resguardo con el debido censo poblacional, identificando a las autoridades tradicionales y de manera paralela instalar placas demarcatorias del territorio.

Por su parte, la Unidad de Restitución de Tierras tendrá que adelantar la entrega material del territorio restituido en un trabajo conjunto con la Defensoría del Pueblo del nivel nacional y el acompañamiento de las Fuerzas Militares y de Policía de los departamentos del Meta y Vichada. Además, en un trabajo conjunto con la Unidad para las Víctimas implementará el Plan Integral de Reparación Colectiva para Pueblos y Comunidades Indígenas (PIRC).

Este fallo es el primer pronunciamiento que se da a favor de la comunidad indígena en el departamento del Meta y el segundo en el departamento del Vichada.

Fuente: Unidad de Restitución de Tierras – URT

REGIÓN

En cementerio de Villavicencio hallaron restos de joven desaparecida hace más de 20 años

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Después de 22 años de una persistente búsqueda, la familia de Leidy Johana Pedreros recibió su cuerpo en un entrega digna realizada por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en articulación con la Corporación Humanitaria Reencuentros y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Por su parte, la Alcaldía de San Luis de Gaceno y la Gobernación de Boyacá acompañaron a dar el último adiós de esta joven.

Leidy Johana se convirtió en mamá a los 15 años. Ella y su pequeña hija vivían junto con su madre y sus hermanos en una zona rural del Guaviare, donde se habían establecido para vivir. Hilda Díaz, madre de la joven, recuerda que el 20 de enero de 2002 su hija desapareció.

A partir de esa fecha, Hilda se hizo cargo de su nieta, quien apenas tenía 15 meses de nacida. En los siguientes años, intentó rehacer su vida. Sin embargo, se vio nuevamente afectada por hechos relacionados al conflicto armado: fue víctima de abusos, secuestro y desplazamiento forzado.

Para salvaguardar su vida y la de sus tres pequeños, ella abandonó su hogar junto con su familia. Huyeron en medio de la noche, llevando consigo solo la ropa que tenían puesta. Se escondieron en un camión, entre canastas de envases y cerdos. Aunque Hilda pensó volver a San Luis de Gaceno, en Boyacá, donde nació y vive el resto de su familia, se enteró de que allí había presencia de grupos armados al margen de la ley, por lo que decidió establecerse en Tunja.

En 2011, Hilda recibió una llamada de un número desconocido. Para sorpresa suya, era Leidy Johana. “Volvimos a tener noticias de ella porque me llamó y me dijo que estaba en un sitio donde era imposible la comunicación. Me alcanzó a decir que le cuidara mucho a la niña. Fueron dos minutos de conversación y nunca más”.

No recibió más noticias de Hilda, por lo que decidió involucrarse en procesos de defensa por los derechos humanos y participar en comités, mesas de participación efectivas de víctimas, organizaciones y grupos de buscadoras y buscadores para hacer visible la desaparición de su hija y encontrarla.

Ese camino la convirtió en una lideresa de apoyo y soporte para otras víctimas del conflicto armado que siempre conserven viva la esperanza, como lo hizo ella por más de dos décadas. Pese a los escasos recursos y gracias a rifas y apoyos económicos, Hilda viajaba a cualquier lugar donde podría encontrar a Leidy Johana. “Buscaba la verdad porque no sabía nada de mi hija, eran años de incertidumbre. Por lo menos yo quería saber si estaba viva o muerta”, recuerda.

Para 2016, se compró un celular. Sin saberlo manejar muy bien, lo utilizó para llegar hasta la zona veredal de Mesetas, en el Meta, donde indagó, tomó fotografías y recogió información valiosa para la búsqueda. En ese año se firmó el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y la hoy desmovilizada guerrilla de las Farc. En ese mismo viaje, ella se entrevistó con alguien que conoció a su hija y quien le confirmó que Leidy Johana había muerto en 2012 en zona rural de Vista Hermosa, también en el Meta.

A partir de allí, Hilda estuvo indagando de la mano de las entidades del Sistema Integral de Paz: la Comisión de la Verdad, Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda (UBPD). Igualmente, logró acercamientos con la Corporación Humanitaria Reencuentros, que también participa en procesos de búsqueda de personas dadas por desaparecidas. Sus aportes de información fueron valiosos para la investigación humanitaria y extrajudicial en el caso de Leidy Johana.

Posterior a la documentación del caso, se realizaron las muestras genéticas para cotejar el ADN. Luego, en una articulación con la Corporación Humanitaria Reencuentros, se realizó en el Cementerio Central de Villavicencio la localización y exhumación del cuerpo de Leidy Johana, el cual fue enviado al Instituto de Medicina Legal para su identificación.

La cita para la entrega digna del cuerpo de Leidy Johana fue en San Luis de Gaceno, en Boyacá. Hasta ese municipio llegó Hilda junto con su nieta, a quien considera también su hija. Así fue como Leidy Johana volvió al seno de su hogar tras 22 años de búsqueda.

Carolina Olmos, coordinadora de la UBPD en el Casanare, entregó un reconocimiento a la madre y la hija de Leidy Johana por su incansable búsqueda que duró más de dos décadas. Olmos también enfatizó en la misionalidad de la Unidad de Búsqueda: no descansar hasta encontrar a todas las personas desaparecidas en Colombia.

La familia dio sepultura a Leidy Johana, de quien su hija no tiene recuerdos y a quien ha podido conocer a través de su abuela. Después de la eucaristía, todas y todos caminaron por las calles de San Luis de Gaceno, vestían camisetas con la foto de la joven y cargaban un parlante por el que sonaba la canción ‘Los caminos de la vida’, esa misma que siempre tarareaba Leidy Johana en vida.

Fuente:  Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD)

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Dos municipios de Boyacá deben inmunizar a toda su población contra la fiebre amarilla

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vacuna aplicar

El Ministerio de Salud emitió una alerta en Colombia por fiebre amarilla como consecuencia de algunos casos que se presentaron en Putumayo a principio de año.

Se trata de una enfermedad que se propaga por un mosquito y que puede causar fiebre, dolor de cabeza, náuseas, trastornos renales, hepáticos y cardíacos fatales. Para evitarla se recomienda vacunarse una única vez en la vida.

“Solo en dos municipios de Boyacá se necesita vacunar a todas las personas entre 1 y 59 años. Se trata de Páez y Paya, debido a que localidades de departamentos vecinos que limitan con estas poblaciones han reportado en casos positivos años anteriores”, informó Sandra Milena Antolinez Aunta, coordinadora del Programa Ampliado de Inmunización del departamento, quien subrayó que en todo el territorio se deben inmunizar a los niños y niñas de 18 meses.

La Secretaría de Salud de la Boyacá hace un llamado a que todos los boyacenses revisen su esquema de vacunación y si nunca se han vacunado contra la fiebre amarilla acudan al puesto de vacunación más cercano. Este biológico es gratuito y hace parte del esquema regular de todos los colombianos.

Fuente: Gobernación de Boyacá

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Ex alcalde de Yopal asume como director de Supersalud en la Orinoquia

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El exalcalde de Yopal, Leonardo Puentes Vargas, asumió como director de la Regional Orinoquia, de la Superintendencia Nacional de Salud, en reemplazo de Jaime Mogollón quien fue desvinculado del cargo en febrero de este año.

Puentes Vargas y su equipo de trabajo tendrán la responsabilidad de dirigir la inspección, vigilancia y control del Sistema General de Seguridad Social en Salud, la atención de peticiones, quejas, reclamos y denuncias formuladas por los usuarios de los 7 departamentos que conforman la Orinoquia.

Las oficinas de la Regional Orinoquia, se encuentran en Yopal, en la carrera 22 N.° 8-64, Centro Edificio Royal, Piso 3.

Fuente: El Diario del Llano – HOLA Casanare

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