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En el Meta destruyeron laboratorio químico para procesamiento de narcóticos
Ejército y Policía realizaron en la vereda La Tigrera de Puerto Lleras, el hallazgo y destrucción de un laboratorio para el procesamiento de narcóticos, perteneciente al Clan del Golfo, subestructura “Gonzalo Oquendo”.
Sujetos desconocidos de manera indiscriminada dispararon contra los uniformados quienes en la rápida reacción replegaron el ataque sin que se registraran heridos. Durante el intercambio de disparos, los criminales emprendieron la huida por el monte.
De acuerdo con las investigaciones, este grupo criminal obtiene su sustento económico y criminal del narcotráfico; al mismo tiempo, que se disputa la rutas para el tráfico de estupefacientes con otras estructuras al margen de la ley con el objetivo de sacarlas del departamento hacia otras regiones del país y posteriormente comercializarlas.
Con apoyo de unidades de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional se realizó la recolección de elementos materiales de prueba, realizando la incautación de:
639,691 kilogramos de estupefacientes:
478,96 kilogramos de clorhidrato de cocaína
160,731 kilogramos de base de cocaína
1.497 galones de insumos químicos líquidos:
1.034 galones de acetona
305 galones de hidrocarburos (A.C.P.M.)
103 galones de ácido clorhídrico
55 galones de ácido sulfúrico
470 kilogramos de insumos químicos solidos:
120 kilos permanganato de potasio
100 kilos de cloruro de calcio
100 kilos de hidróxido de sodio (soda caustica)
100 kilos de metabisulfito de sodio
50 kilos de carbón activado
Expertos peritos de Antinarcóticos de la Policía Nacional estimaron el valor comercial de estas sustancias alucinógenas incautadas, la cual estaría avaluada en $3.278’300.000; en cuanto a los insumos líquidos y solidos se encuentran avaluados en $255’595.000.
Las actuaciones judiciales y proceso de destrucción del laboratorio químico realizadas por las autoridades de Policía fueron dejadas a disposición de la Fiscalía No. 57 de la Dirección Especializada Contra El Narcotráfico DECN en la ciudad de Villavicencio, por el delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Fuente: Policía Meta
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Con demanda reclaman más de 45.000 hectáreas de los pueblos Sáliva y Piapoco, en Meta y Vichada
Con el propósito de restablecer los derechos étnico-territoriales de las personas que integran el Resguardo Indígena Corozal Tapaojo, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) presentó una demanda ante el Juzgado Segundo Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Villavicencio.
Dicho resguardo está conformado por 354 familias (1.336 personas) pertenecientes a los pueblos originarios Sáliva y Piapoco, y que habitan un territorio ancestral de 45.430 hectáreas más 4.731 m², ubicado entre los municipios de Puerto Gaitán (Meta) y Santa Rosalía (Vichada). Son víctimas del conflicto armado al haber sufrido confinamiento, desplazamiento y abandono forzado, entre otras afectaciones.
Entre las principales pretensiones de la demanda se destacan: el reconocimiento de los pueblos Sáliva y Piapoco como víctimas; la garantía del goce efectivo de sus derechos territoriales colectivos; la ampliación del Resguardo Indígena Corozal Tapaojo y la implementación del Plan Integral de Reparación Colectiva.
Además, la demanda contempla la protección de los derechos culturales, ambientales y de salud, así como la implementación del Sistema de Educación Indígena Propio (SEIP).
“Con esta actuación, reafirmamos nuestro compromiso con los pueblos indígenas del Meta y Vichada. La restitución de sus territorios no solo es una medida de justicia, sino una apuesta por la preservación cultural y la paz en los Llanos Orientales”, destacó Robert Gabriel Barreto, director territorial de la Unidad de Restitución de Tierras en Meta.
Así, la URT le cumple con dignidad a las comunidades ancestrales, a la vez que avanza en su compromiso con la protección y la reparación de las víctimas y la construcción de una paz duradera en el país.
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A la cárcel por matar a un perro que le ladró durante una riña con otro hombre
La Fiscalía General de la Nación presentó ante una juez de control de garantías a Jesús Alonso Camacho Montoya por su presunta responsabilidad en el ataque a un canino llamado ‘Copito’ en hechos ocurridos el pasado 24 de octubre en una vía pública de Acacías (Meta).
Por estos hechos, un fiscal de la Seccional Meta, con el apoyo del Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (Gelma) le imputó el delito de muerte a animal. En audiencias concentradas el procesado no aceptó el cargo y deberá cumplir medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario.
El material probatorio recopilado estableció que Camacho Montoya sostuvo una discusión con otro hombre por una deuda. En medio de la riña el procesado habría sacado un arma cortopunzante e hirió en el cuello a ‘Copito’ porque le ladró. La comunidad intentó auxiliarlo, pero falleció por la gravedad de la lesión.
Uniformados de la Policía Nacional capturaron al hombre en flagrancia.
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En Mapiripán volvió la esperanza para don Luis Enrique, después de vivir la masacre en 1997
En Mapiripán, la Unidad de Restitución de Tierras implementó un proyecto productivo urbano en favor de Luis Enrique Rivera Forero, quien fue víctima de desplazamiento y abandono forzado en 1997, tras la incursión paramilitar que derivó en la masacre en ese municipio, uno de los hechos más dolorosos del conflicto colombiano.
Después de 20 años de desarraigo, y tras un proceso judicial, el Tribunal Superior de Bogotá, mediante sentencia, ordenó la restitución del predio ubicado en el casco urbano. Posterior a su retorno, la Unidad implementó su proyecto productivo con una inversión de 40 salarios mínimos legales vigentes, destinados a la adecuación del local comercial y la dotación de equipos y mobiliario que fortalecen su actividad económica como tendero.
Con estos recursos, la URT le entregó una nevera, mostrador, vitrinas, estanterías, kit ambiental, báscula digital, congelador, horno microondas, surtido de víveres, insumos de cafetería y una vitrina de calefacción, además de realizar mejoras locativas en su vivienda, donde funciona la tienda.
El proyecto incluye acompañamiento técnico durante dos años, tal como capacitaciones en administración y manejo de recursos, fortaleciendo su economía. “Agradezco a la Unidad por este proyecto, que me permite sostenimiento y tener ingresos para mi subsistencia y mi vejez”, expresó Luis Enrique, quien hoy reescribe su historia desde el predio que debió abandonar hace más de dos décadas.
Robert Gabriel Barreto, director territorial de la URT en Meta, destacó: “hemos destinado más de $3.300 millones de pesos para la implementación de 120 proyectos productivos para familias beneficiarias de restitución de tierras en el departamento, fortaleciendo sus capacidades y garantizando reparación integral”.
El caso de Luis Enrique Rivera es ejemplo de justicia restaurativa: tras haber sido víctima de desplazamiento, hoy su tienda de abarrotes es un ejemplo de superación y de cómo la restitución de tierras está cumpliendo con dignidad a las víctimas.


